Time es una representación del presente y el pasado que siempre está unido el uno al otro.
Vesturario: Angelina Corsets
Modelos: Myriam Lorenzo y Mónica S
Make Up: Sandra Barba
Esta sesión se publicó con un texto que escribió especialmente para ello Rafael Lindem
“Tras varios intentos infructuosos, comprendí que debía dar antes con aquel ser mimético —sí, mimético, porque me negaba a asumir cualquier parentesco con el brazo ejecutor de mi desgracia—, para llegar hasta Julia y recuperarla. Había pasado mucho tiempo, ¿seguiría viva? ¿Seguiría asida a la mano de la saqueadora? Estas cuestiones y otras más oscuras rondaron mi cabeza mientras buscaba una solución. ¿Sería feliz con ella? ¿Me habría olvidado? ¡No! Julia no era un simple objeto que pudiese ser robado, tenía alma, me quería, y aprovecharía la menor oportunidad para escapar. Si no lo había hecho ya, se debía sin duda a la férrea vigilancia de aquel parásito disfrazado de mí misma. Pero todo iba a cambiar. Fue una suerte encontrar la anomalía. Así es como la llamo; tres cuerdas aferradas a la piel de mi espalda, de una fibra casi etérea, que ondulaban por la puerta de mi habitación, escaleras abajo, hacia la puerta que daba a la calle. Pude verlas mientras aflojaba mi corsé junto a un espejo. Di por sentado que siempre estuvieron ahí, y que únicamente al incidir la luz de la tarde en el cristal su reflejo se hizo tangible. Tomé aquellos tentáculos en mi mano y tiré con fuerza. Encontré resistencia al otro lado, por lo que decidí seguir el camino marcado por la anomalía. Para continuar viéndola necesité ayudarme de un pequeño espejo. Con él en una mano y las misteriosas cuerdas en la otra, caminé fuera de mi hogar, hacia la avenida, hasta alcanzar —mi corazón dio un salto— la entrada arbolada del Königreich Spiegel. Recorrí los senderos que tantas veces había visitado, aunque movida ahora por una creciente excitación: ¡las cuerdas fantasmales me guiaban! La excitación no era injustificada, como comprobé al encontrar tras unos setos apartados la pelota que me fue arrebatada siendo niña, seguida de las flores de Baudelaire, ya gastadas y marchitas. De modo que allí guardaba la ladrona sus tesoros, pensé. Me pregunté si aquel rastro podría ser premonitorio, y si, tal y como me esforzaba en creer, encontraría la respuesta a todas mis pesquisas al cabo de aquellos extraños filamentos. ¿Acaso no los había utilizado ella para encontrarme?, pensaba convencida. Y, efectivamente, así fue: mis dedos no tardaron en tropezar con los suyos, que agarraban la fibra invisible en un estado lamentable de tensión. Vestía exactamente como yo, pero sus ojos, al contrario que los míos, viva expresión del triunfo, estaban llenos de desesperación. Era la primera vez que su reflejo tomaba la iniciativa, era la primera vez que perdía”